Saludo inicial del Rvdo. D. Ignacio Carbajosa, responsable de CL en España, en la misa por el décimo aniversario de la muerte de Don Giussani

Ignacio Carbajosa

Exmo. Sr Arzobispo, querido D. Carlos,
Con gran alegría nos disponemos a celebrar esta eucaristía con motivo del Xº aniversario de la muerte del siervo de Dios Mons. Luigi Giussani y en acción de gracias por el reconocimiento pontificio de la Fraternidad de Comunión y Liberación, que ayer cumplió treinta y tres años.
Varios motivos hacen que la celebración de este año sea especial. En primer lugar llegamos al Xº aniversario de la muerte de don Giussani, sorprendidos de la fecundidad que el carisma sigue generando en nuestras vidas y obras. Con este motivo, el Papa Francisco ha concedido una Audiencia a todo el movimiento en la Plaza de San Pedro, en Roma, el 7 de marzo. La celebración de hoy es una primera etapa en nuestra peregrinación espiritual para encontrarnos con el Santo Padre.
Pero hay otro motivo que hace que la esta Eucaristía sea especialmente gozosa y esperada por todos nosotros. Es la primera vez que nos encontramos con nuestro nuevo pastor y lo hacemos en lo que Vd. llama justamente su casa, en la Catedral. De don Giussani hemos aprendido un afecto filial a nuestros pastores anclado en la conciencia lúcida de que el carisma es fecundo sólo en la comunión con la Iglesia, vivida en la obediencia al Papa y a los obispos de las Iglesias particulares.
Querido don Carlos, Vd. ha sido llamado a pastorear el rebaño de la Iglesia que peregrina en Madrid. Tengo el gusto de presentarle, en esta asamblea, el fruto maduro de aquello que el Espíritu ha querido suscitar en su diócesis a través del carisma de don Giussani. Una fecundidad inaudita de la que nosotros somos conmovidos espectadores desde hace cuarenta años. Un pueblo que ha ido creciendo a través de la comunicación de persona a persona de la fascinación por Cristo, presente aquí y ahora, capaz de devolver el gusto por la vida y de colmarla de una pasión misionera.
Así han florecido vocaciones sacerdotales para su diócesis, junto con otras formas de vida virginal, religiosas y laicales, familias que han transmitido la fe, una presencia rica en los ambientes a través de obras educativas y de caridad, así como una seria presencia cultural en la ciudad y en el ambiente universitario. El fruto más evidente que el carisma de don Giussani ha generado en su diócesis para el bien de todo el movimiento es la persona de D. Julián Carrón, sacerdote diocesano de Madrid, que el mismo don Giussani ha querido indicar, y la Iglesia ha confirmado, como autoridad y guía de Comunión y Liberación hoy.
En más de una ocasión Vd. ha expresado su deseo de una Iglesia abierta al mundo, “en salida”, en consonancia con la insistencia del Papa Francisco. Querido D. Carlos, ¡el Espíritu Santo ha generado el carisma de don Giussani precisamente para esto! No para una auto-ocupación eclesial. Por ello quiero hacerle presente, ya desde ahora, nuestra total disponibilidad para servir a su caridad pastoral y a su pasión misionera según el carisma que hemos recibido. Muchas gracias.