"Una navidad entregada"

Desde hace algunos años un grupo de amigos han decidido vivir una navidad diferente visitando y llevando la esperanza del nacimiento de Cristo a los enfermos de un hospital.
Vivian Carlson

Hace ya algunos años cada 24 de diciembre vamos al hospital del Pino en San Bernardo, Santiago de Chile. Preparándonos por lo menos un mes antes para ese día, ya tan esperado por nosotros como familia, se ha transformado en un hecho fundamental para nuestras vidas, ya que el estar ahí y toda la preparación previa ha sido siempre un hecho muy educativo para nuestra familia y así vivir la navidad con sentido y con la mirada puesta en Él. Siempre vamos con algunos amigos funcionarios del mismo hospital. Nuestro propósito es llevar la buena noticia que Jesús ha nacido y así compartir la alegría y la esperanza que esto significa para todos nosotros.
Pero este año en particular ha sido especial ya que en esta ocasión nos pudieron acompañar por primera vez, varios amigos nuestros, muchos de ellos realizaron varios sacrificios para poder asistir ese día y sumarse a la invitación. Algunos asistieron después del trabajo, otros acomodaron sus tiempos en familia para poder asistir a este pequeño pero gran gesto a la vez.
Así que poniéndonos de acuerdo, nos fuimos en una pequeña caravana al hospital, como lo realizaron los reyes magos para llevar dones y buenos deseo, pero también como los pastores con las manos vacías disponibles para poder ayudar y recibir la gracia de los cuales fueron invitados a presenciar el nacimiento de Jesús. Así fue nuestra disposición como familia y amigos. Llegamos para poder acompañar con una oración y algunos villancicos, además de algunos regalos. Este año mi madre preparo unas mermeladas caseras para los funcionarios y familiares de los pacientes, también llevamos para regalar manifiestos de navidad y para los niños de todas las edades algunos regalos que fueron donados.

El manifiesto de esta navidad nos recuerda a través de Giussani que “El acontecimiento cristiano tiene forma del encuentro con una realidad física, corporal, hecha de espacio y tiempo. Es el encuentro con una realidad presente, viviente, integralmente humana, cuyo significado exhaustivo radica en que es signo visible de la presencia de Cristo, de Dios-hecho-hombre dentro de la precariedad de un rostro humano....” Ir al hospital para navidad tiene este deseo que habla el manifiesto Un Encuentro, que no viene de un acto de pura bondad, no es esto lo que nos mueve, sino de una gratitud y alegría de experimentar nosotros primero un encuentro que nos ha transformado en seres todo el tiempo nuevos, que nos muestra a través de una relación y de un camino lo amados que somos.
La imagen del niño recién nacido siempre estuvo en lo alto mientras visitábamos los pasillos del hospital, para que todos pudieran ver que es por Él que estábamos ahí, que es Él el centro, quien nos mueve y nos da la alegría y esperanza, para poder estar frente al dolor y las dificultades de la vida. Que no están solos que es Cristo la esperanza y alegría.

La alegría era tanta que por unos minutos todos se les olvidaba que estábamos en el hospital, las lágrimas de las mamás que estaban en pediatría acompañando a sus hijos ya no eran de pena sino de alegría y esperanza ya que alguien salía a su encuentro, alguien que no conocen se dio el tiempo de visitarlos, saludar y abrazar en ese momento difícil, y así también poder mirar al otro y con gestos simples poder transmitirle que su dolor es también mi dolor, que es imposible la indiferencia, que no están solos…
Veíamos también la disponibilidad de los funcionarios para recibirnos y conmoverse por ver a nuestros hijos vestidos de pastores, ángeles, reyes magos y María llevando a Jesús en sus brazos.
Vemos que salir al encuentro es siempre una ayuda para nosotros. Pedimos a Cristo vivir la vida del día a día así, estando atentos a la realidad que se nos dona.